El desafío de superar el primer invierno de animales jóvenes con balance nutricional

Varios son los factores que inciden para que la curva de crecimiento de los animales sea positiva, pero sin lugar a dudas el renglón nutricional juega un papel preponderante en este sistema de ganadería de precisión.

En la jornada de campo realizada el pasado 8 de junio en la Estancia Montanía, departamento de Boquerón, el Dr. Pablo Guiroy, especialista del área de nutrición de Cargill, expuso sobre “Cómo intensificar el sistema de producción en el Chaco con una suplementación estratégica”, ocasión en la que hizo énfasis en la cría y en el proceso de desarrollo de los terneros que deben enfrentar el primer invierno.

Comenzó su ponencia explicando el hato ganadero que posee cada país productor. Empezó por India que tiene 450 millones de cabezas, de los cuales 250 millones son de leche y carne -pero no se comercializan-, además de los búfalos existentes. También habló de Brasil que en 1961 tenía 50 millones de cabezas y hoy dispone de 220 millones de cabezas. Acotó que en el Estado de Mato Grosso se tuvo un incremento de un millón de cabezas por año desde el 2002 en adelante, por lo tanto -aseguró-, Latinoamérica tiene un potencial importante en producción de carne. También destacó a Estados Unidos que sostiene un hato de 94 millones de cabezas.

De entre todos los productores resaltó a dos países: Brasil y Estados Unidos. En el caso del primero, logra 93 kg de animal vivo en stock, mientras que el segundo, 276 kg. Agregó que para tener una idea, Argentina posee más de 113 kg, Paraguay un poco menos; es decir, el país norteamericano produce dos veces más carne que Brasil por año, pese a tener menos de la mitad del rebaño.

La brecha descansa, principalmente, en la eficiencia de la cría, ya que en cuanto a extracción, Brasil maneja una muy elevada cifra en relación con los demás países de la región.

En países como Argentina, Paraguay y Brasil que tienen vacas en crías, el stock total es muy importante. O sea, un cambio en el porcentaje de destete trae una magnitud impresionante en la tasa de extracción de ese rodeo.

En ese sentido, Estados Unidos está en un nivel altísimo porque la edad al primer servicio es de 13 y 18 meses y el porcentaje de destete es superior al 75 %. “Mucha diferencia con Brasil, con Argentina, o sea, mucho potencial para nosotros para pensar qué se puede hacer a futuro”, agregó.

Factores en la cría

Comentó que dentro del orden de prioridades de la cría, lo más importante es la fertilidad, luego, la merma de preñez al destete; tercero, porcentaje de partos al comienzo del servicio y por último, peso del animal al destete.

Indicó que sin duda alguna en Latinoamérica no existen las condiciones económicas de países como Estados Unidos, que es muy estable, por lo tanto, todo lo que se haga en materia de costo de suplementación, costo de producto veterinario y costos dentro del ciclo termina influyendo bastante, por lo que no se puede lograr que mejore la rentabilidad.

En relación con la reposición de las hembras, comentó que es una cuestión crítica en la cría porque la edad al primer servicio impacta bastante en la cantidad de animales que están en la etapa productiva respecto a aquellos que están en etapa de reemplazo y de mantenimiento hasta que empiecen a producir.

“Quiero una hembra de parto, una hembra de reposición preñada dentro de los 80 días luego del primer parto, eso es el ideal. Entonces, si ese es el ideal, hay que empezar a ponerse metas”, explicó.

Acotó que el productor debe manejar el peso de la vaca adulta, el peso al destete, peso al parto, peso al servicio y a partir de estas informaciones, proponerse las metas.

“Cuál sería el peso de mi animal al parto con 450 kg; al servicio el animal debería estar con 350 kg y si tengo un animal que al destete a los seis meses tiene 180 kg, puedo calcular muy fácilmente qué aumento diario necesito. Esa es la regla”, indicó.

Nutrición

Guiroy se preguntó ¿por qué el primer invierno del animal de destete es el más crítico? Dijo que porque el rumen de un animal tiene en la primera semana solo el 25 % de todo el peso del sistema del estómago de un rumiante. Sin embargo, a los tres o cuatro meses, ese rumen tiene un 65 %, mientras el de un animal adulto, 80 %.

Explicó que el rumen de un animal a los seis u ocho meses aún no alcanzó la madurez, recién al año o año y medio estará completo; es decir, tendrá la capacidad ruminal igual a la de un adulto. Por lo tanto, en el primer invierno la capacidad ruminal de ese animal es más chica.

Agregó que la única forma de producir en la que el rumen no sea una limitante para la ganancia de peso es en el feedlot. Resaltó que sacando el feedlot, la alimentación pura a grano, todo el consumo del animal lo determina la fibra digestible. “Esta relación es completamente lineal. Nuestros pastos que se

digieren normalmente despacio, el animal tarda un montón de tiempo en poder reducir una partícula, entonces, limita el consumo”, expresó.

Indicó que un rumiante digiere, retiene y eso limita el consumo; es decir, cuando un ejemplar consume gatton panic de excelente calidad, con 14 % de proteína o más, el consumo es de apenas 3 % de materia seca del peso vivo.

Explicó que a medida que la proteína y la energía en la digestión de este pasto disminuyen, un material malo como el heno cosechado a fin de la temporada de lluvia, maduro, de altura elevada y con 4 % de proteína, se digiere apenas el 40 %, o sea, es duro, por lo tanto, el animal comerá todo lo que puede, pero el rumen lo limitará. “Ahora, imagínense ese ternero en su primer invierno, encima su rumen no tiene la capacidad de un animal maduro, o sea, está sonado por todos lados”, agregó.

Dijo que la ganadería aprovecha hoy en día los recursos naturales, por lo tanto, la suplementación debe ser extremadamente estratégica.

“Pero debo fijarme metas: qué peso al servicio quiero, qué aumento diario necesito para llegar a la meta, qué disponibilidad y calidad de forraje tengo, cuáles son mis deficiencias”, se planteó.

Resaltó que si la cantidad de forraje es baja, no será suficiente, por ende, se necesitará posiblemente alguna suplementación energética; aunque ese animal tenga buena calidad de forraje, si la cantidad es baja, requerirá algo más.

Advirtió que la suplementación energética debe hacerse con mucho cuidado porque es costosa, por lo tanto, si el productor se queda sin recursos forrajeros debe hacerla, pero en forma estratégica y temporalmente.

Alimentación incompleta

Cuando existe un forraje de buena cantidad, como el caso de un gatton panic en el mes de noviembre, con lluvias importantes que ayudan a una renovación vegetativa, dispone en las enzimas, en el contenido celular, en toda la planta en sí un montón de proteínas para los animales.

“El problema está cuando ese pasto madura, ampliándose la oferta de forraje y por sobre todo, de baja calidad, con menos de 8 % de proteína que afecta la digestibilidad y el consumo”, indicó.

Cuando se monitorea la composición de la pastura, se encuentra en el periodo de verano con un tenor de 12 % de proteína o más, pero en la medida que se acerca el periodo frío, va cayendo, incluso a 4 % o menos, por ende, la ganancia de peso de los animales sigue la misma curva.

“En el primer invierno, con un rumen no desarrollado, con un 6 % o 7 % de proteína, el animal estará limitadísimo, hará todo lo que puede, va a llenar el rumen, pero no será suficiente para la meta que yo puedo plantearme.

Entonces, sin duda hay una oportunidad para la suplementación estratégica en esos dos meses”, precisó.

Minerales

Comentó que mucha gente pensaba que el Chaco tenía fósforo, sodio, calcio; es decir, que presenta una situación completamente diferente a la del Oriente paraguayo, que Brasil y noreste de Argentina, pero esta información puede ser correcta hasta cierto punto.

Añadió que muchas veces una pequeña suplementación de fósforo puede ser útil, sobre todo cuando el material es muy maduro, porque una planta en esa condición con 4 % o 5 % de proteína diluye el calcio que disponía.

La literatura es clara en relación con la influencia de los microminerales en cada aspecto del animal como desarrollo de huesos, desarrollo muscular, producción de leche, entre otros.

Resaltó que la situación del Chaco no aparece en ningún libro, por ende, se tomó la decisión de realizar análisis del agua en Montanía para estudiar puntualmente dos cuestiones: sólidos disueltos y sulfatos. En el caso del primero, porque son estos los que harán antagonismos en el rumen del animal con otros minerales.

Los estándares de sólidos disueltos de entre 5000 a 10000 ppm expresan que existe el riesgo de afección de un animal al consumir el agua. Agregó que menores valores son aceptados, sobre todo en caso de animales de la misma zona, pero puede generar trastornos en ejemplares de la región Oriental que fueron trasladados al Chaco, por lo tanto, debe adaptarse, acostumbrarse a recibir agua con más sales disueltas.

Guiroy explicó que los libros indican que el agua debe tener 500 ppm para terneros y 1000 ppm para animales adultos. Otra recomendación señala que el límite máximo de sulfatos es de 500 ppm.

Al respecto, expresó que los datos de Montanía indican que los sólidos disueltos están todavía dentro de un rango aceptable para animales acostumbrados a la zona, por debajo de 5000 ppm. Pero el problema se concentra en los sulfatos, que considera 500 ppm como máximo para terneros y 1000 ppm para adultos. El análisis derivó en el hallazgo de tres veces más de nivel de sulfatos que el que señala la literatura.

Guiroy acotó que si existe molibdeno en el pasto, con niveles de 4 ppm, genera una reducción en la cantidad de cobre. “Ya de por sí este mineral en el pasto es bajo, porque un suelo alcalino reduce la digestión, es decir, la absorción del cobre”.

Al agregar un poco de molibdeno, la absorción baja; si se suma azufre, baja al 31 % la absorción del cobre disponible en el pasto, pero la unión del molibdeno y el azufre disminuye la absorción del cobre en un 62 %. “Eso me liquida la absorción. Los animales que viven en el Chaco son magníficos en buscar la vuelta para seguir produciendo, aunque la literatura dice que no puede ser. Ahora, qué podemos esperar de deficiencias en microminerales, basados en estos niveles de sulfatos en el agua, que hay molibdeno, pero el suelo es alcalino, que hay poco cobre sin yodo, manganeso”, indicó.

Explicó que la deficiencia de cobre genera una reducción del ciclaje en los animales, además de pérdida embrionaria y una extensión del tiempo en pubertad, bajo líbido, baja espermatogénesis, pero sí incrementa la distocia; es decir, es capaz de ocasionar la merma de preñez a destete, además promueve un bajo desarrollo testicular, problemas en articulaciones, piel, pezuñas (pietín).

También significó que la carencia de yodo tiene como efecto terneros nacidos débiles, muerte temprana, bocio y problemas podales (pietín). En cuanto al manganeso, su déficit puede ocasionar deformidades en el esqueleto y bajo peso al nacimiento.

Por su parte, la deficiencia de selenio desemboca en terneros nacidos débiles y muerte temprana.

Chaco

Resaltó que no es fácil lograr microminerales para el Chaco; es más accesible para el Oriente o en Brasil donde la deficiencia de sodio es tremenda, por lo tanto, el animal busca sodio, pero en el Chaco es otra situación porque mucha sal ya viene en el agua, por ende, hacer formulaciones de minerales para buenos consumos en el Chaco es complicado, precisó.

Indicó que el animal nace y no está capacitado para generar anticuerpos, sino recién a los 20 o 28 días este tiene el sistema inmune listo, es decir, la maquinaria está para producir anticuerpos. En este lapso el animal debe vivir con el calostro de la madre para recibir los anticuerpos y evitar que se enferme en este periodo.

“Imagínense si la madre estaba deficiente en minerales, todo lo que la madre pudo hacer es usar esos microminerales para defenderse ella misma del estrés del parto y pasó poco en el calostro, entonces, esta es la ventana de falta de protección que tiene el animal. Yo lo que quiero lograr es que la vaca tenga ya una buena reserva de microminerales para que los pase lo más que pueda al ternero a través del calostro”, explicó.

Finalmente, manifestó que lo importante es establecer metas, sobre todo en el invierno, para determinar la planificación de la suplementación estratégica.

 

 

 

 

Fuente: Revista Productiva

 

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Granusa
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